viernes, 28 de diciembre de 2012

Integridad


¿Cuántas veces a lo largo de la vida nos hemos encontrado en situaciones con la difícil decisión de elegir entre lo correcto, y que los cimientos de nuestra tranquilidad se tambaleen o hacer lo que “el público pida” y llevarnos un negativo en nuestra conciencia…?
Al ser hijos de Dios, en todas las profesiones vamos a tener un momento de prueba en que nuestras creencias van a tener que salir a la luz si las llevamos de manera correcta. Son muchos los ejemplos que podríamos citar como médicos que no estando de acuerdo con una determinada práctica, la llevan a cabo porque es parte de su trabajo. En otras profesiones podríamos hablar de fraudes económicos, falsificación de firmas… etc. Hay incluso otras más sutiles como bien podrían ser el compartir conocimientos o experiencias con compañeros nuevos que podrían suponer un “peligro” en nuestra posición. Y sin irnos tan lejos podríamos recordar nuestra etapa de colegios cuando te veías obligado o no a entrar en mentiras, insultos y chismes aún a sabiendas que tus padres y profesores de escuela dominical te habían dicho Biblia en mano cuanto le desagradaba a Dios que pecáramos de esta manera.


Son estos los momentos en que nuestras convicciones entran en crisis y nuestra respuesta ante la prueba traerá consecuencias buenas o malas según elijamos. Dios permite este tipo de circunstancias como muchas otras para que obtengamos crecimiento, que aumentará nuestra fe, la relación con el Padre será más cercana al haber confiado en Él y nos fortalecerá en otras ocasiones a parte de enriquecer nuestro testimonio y por consiguiente el de nuestros hermanos en situaciones parecidas.
En estos momentos, no nos vamos a engañar. Son más los pensamientos de todo lo que podemos perder y en que situaciones nos vamos a encontrar que en poder ver una bendición que de momento no existe. Para Dios todos los pecados son iguales, para nosotros no, y siempre podemos en nuestra conciencia maquillar nuestras faltas más o menos según la importancia de nuestra respuesta. Si mentimos en el trabajo, en el instituto o en casa con los vecinos o amigos pasa desapercibido si caemos, pero si nos mantenemos firmes podríamos perder una amistad por ejemplo, pero y si ponemos situaciones más criticas cuando por ejemplo podríamos perder el trabajo que da el alimento a nuestra familia si no hacemos lo que el mundo dice… como ves por ejemplo a un mecánico cristiano que su jefe le dice que ponga piezas defectuosas a un coche porque así obtiene un beneficio mayor en la reparación a sabiendas que por un lado estas mintiendo y por otro puedes poner en peligro la vida de los ocupantes de ese vehículo… por el contrario si no lo haces, podrías perder el puesto de trabajo que mantiene tu familia… recordemos siempre, las promesas del Señor no fallan, las personas sí.
Vamos ver una historia en la Biblia que nos habla claramente de esta situación. Comprobaremos que Dios no nos abandona si hacemos bien las cosas y que Su bendición estará presente después de la obediencia. Éxodo 1:13-21 (lectura)


Si nos ponemos en situación, nos encontramos con una orden directa del faraón sobre las parturientas del pueblo de Israel. Tengamos en cuenta que aquí no estamos hablando de perder el trabajo, amigos, posición social… estamos hablando de perder la vida por desobedecer una orden de un faraón. Vaya difícil papeleta para Sifra y Fúa, encargadas de asesinar a los de su propio pueblo o si no perder ellas mismas la vida…
¿Dónde está el punto clave de esta situación?. Sifra y Fúa tenían temor de Dios (v.17). Era más grande que el temor ante el mismo faraón… llegar a este punto no creo que fuera fácil y seguro que entre ellas mismas tuvieron muchas conversaciones valorando que hacer, poniendo en duda su fe incluso, orando, buscando consejo etc. Pero finalmente decidieron no obedecer al faraón. La respuesta no pudo tardar porque es más que evidente, y ellas también lo sabrían, que su desobediencia iba a salir a la luz. Ellas seguro que podrían haber previsto este momento y haber pensado una excusa, como bien podemos hacer nosotros en situaciones parecidas intentando quedar bien con todos o incluso “modificando” la Voluntad de Dios para no ser radicales en obediencia, recordemos que en 1 Samuel 15:22 la Palabra nos dice que el mejor sacrificio que le podemos dar a Dios es la obediencia. Sin embargo, cuando suele pasar si ponemos TODA nuestra confianza en Dios, es Él mismo quien da salida al problema y siempre suele ser, no solo la mejor, sino una que normalmente nosotros no hemos pensado. Las mujeres hebreas daban a luz antes de que ellas llegarán, recordemos Hebreos 10:36 “pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. Podríamos pensar que esto ya lo sabrían de antemano y así resulta más fácil obedecer a Dios, pero aparte de eso, su vida estaba en juego con independencia de lo que ellas alegaron al faraón. Ese momento tuvo que ser terrorífico… sus vidas dependían de la decisión de hombre, nosotros lo vemos así, ellas no, su vida era de Dios y sabían que debían hacer. Dios tiene el control de todo, pudieron haber muerto, pero sus vidas descansaban en Él, sin embargo en el versículo 20, Dios “favoreció” la vida de las parteras y no corrieron peligro. Fue tal el alcance de la decisión de Sifra y Fúa que gracias a ellas el pueblo de Israel fue fortalecido y también sus familias. En ese momento uno ya respira y ve la bendición y como Dios nos modela a través de las circunstancias si confiamos en Él. Qué difícil es mantener esa confianza en el momento en que las ordenaron asesinar a los varones de Israel. La Palabra no lo especifica pero yo creo que ellas confiaron en Dios antes, durante y después y gracias a ellas todo el entorno salió bendecido. Y estamos hablando de un pueblo entero en esclavitud… pensemos en nuestras acciones como iglesia en el barrio, como ejemplos en el trabajo, en el instituto... como nos deja a nosotros y a nuestros hermanos los resultados de nuestras decisiones, ¿fortalecemos o empobrecemos?


Volvamos a nuestra realidad, volvamos a nuestro mecánico, a nuestro médico, policía y a ti que estas en primero de la ESO y tienes miedo que tus amigos se rían de ti si tú no te metes como el resto de un compañero/a más desfavorecido de la clase, sino copias en los exámenes, si rechazas el beber, fumar o no ver ciertas cosas… podrías ser el próximo friki de clase durante todo el curso…
Dios nunca te va a abandonar en una situación así, no lo digo yo, os lo dice Su palabra con el ejemplo de Sifra y Fúa. Podría ser que la bendición tardase en llegar, puede ser que el Señor este tallando en ti un diamante tan precioso sujeto a la presión de las consecuencias de la obediencia que no fuera tan pronto como esperáramos… no sabemos de qué manera y cuando las familias de las parteras fueron bendecidas pero lo importante es que lo fueron. Y no debemos caer en el error de agradar a Dios esperando algo a cambio ya que nuestras vidas le pertenecen y cualquiera que fuera el desenlace lo aceptamos como sea porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros, ya sea aquí en el mundo o en el cielo, recordemos el ejemplo de Job cuando habla con su mujer aceptando del Señor cualquier cosa que le pase, buena o mala, y finalmente como Dios bendijo su obediencia y fidelidad.
Quería dejaros este versículo para finalizar Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Y os ánimo con mi propio testimonio a que confiéis plenamente en Dios en cualquier circunstancia, si habéis defraudado a Dios, arrepentiros y seguir caminando que habrá otras oportunidades en que podamos decidir como Dios quiere y si siempre os mantuvisteis íntegros seguid así para ser un buen ejemplo al mundo, amén.