¿No sé si sois conscientes de cuantas veces a lo largo del
día nuestra atención es llamada mediante sonidos?. Empezamos el día, no se
vosotros, con el sonido del despertador, yo después de hacer el devocional
enciendo la tele y pongo las noticias, este programa tiene una sintonía, si la
oyes estés donde este sabes que son las noticias de la 1, Antena 3, etc… Sales
de camino al trabajo y tienes las bocinas de los coches alertándote de posibles
roces, en el trabajo enciendes el ordenador y tiene su propia melodía de inicio,
los móviles tiene un tono para los mensajes, otro para las llamadas y otros
tantos para diferentes avisos dependiendo de los modelos… todos son sonidos que
nos indican algo, unos nos alertan, otros nos alegran, o nos despiertan… que
son familiares para nosotros cada día y que ya están insertados en nuestra
manera de vivir. También podemos
recordar que para entrar al colegio había que ponerse en fila y cuando sonaba
el timbre podíamos pasar a las clases, en las fábricas se daba el inicio de la
jornada laboral con una bocina, en el ejercito el corneta tiene diferentes
tonos para llamar a filas, para romperlas, para ir a comer, para dormir… muchas
llamadas de atención en nuestra vida y en el mundo de las que estar alertas...
Hace tres semanas leí un pasaje de la Biblia que me dejo
pensativo bastante tiempo y que me hizo reflexionar acerca de los sonidos que nos
llaman la atención, y también como Dios utiliza sus "propios sonidos" para
alertarnos, también para que nos alegremos y como a su vez nosotros utilizamos los
nuestros para ser agradecidos, para dar testimonio o para bendecir de alguna
manera Su nombre. Espero que la palabra que Dios me puso en el corazón sea de
bendición para ti con este texto.
Vamos a leer en:
Números 10:1-10
Jehová habló a Moisés y le dijo: «Hazte dos trompetas de plata: forjadas a martillo las harás. Te servirán para convocar la congregación y para hacer mover los campamentos. Cuando las toquen, toda la congregación se reunirá ante ti en la puerta del Tabernáculo de reunión. Pero cuando toquen sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de millares de Israel. Cuando toquéis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente. Y cuando toquéis con aclamaciones la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; con aclamaciones tocarán para sus partidas. Pero para reunir la congregación tocaréis, pero no con sonidos de aclamación. Los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas: las tendréis como estatuto perpetuo por vuestras generaciones. »Cuando salgáis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os ataque, tocaréis alarma con las trompetas. Así seréis recordados por Jehová, vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos. En vuestros días de alegría, como en vuestras solemnidades y principios de mes, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos y sobre los sacrificios de paz, y os servirán de memorial delante de vuestro Dios. Yo, Jehová, vuestro Dios.»
Mover de una manera efectiva y rápida al pueblo de Israel en
tiempos de Moisés era una tarea ardua y difícil. Si solo fuera moverse quizás,
con paciencia, se acababa logrando pero desde luego ante el ataque sorpresa de
un enemigo, si no se hacia un rápido llamamiento a todo el pueblo que llevase
una orden implícita y ejecutada rápidamente podría suponer muertes y problemas
añadidos bastante graves.
Me encuentro en este pasaje con enseñanzas muy claras para
nosotros:
El pecado y sus ataques
sorpresa y nuestra aptitud ante ellos. Si nuestra relación con el Señor es
buena, Él nos avisa mediante la trompeta del Espíritu Santo en nuestro interior
alertándonos del peligro, es esa sensación que todos tenemos de conciencia que
nos retiene a hacer el mal, incluso si no pasamos un buen momento espiritual,
estas llamadas son claras, pero está en nosotros la decisión final de obedecer
o no. Y desde luego cuando caemos en pecado nuestra percepción de oír los
avisos se anula y quedamos inmersos en ese estado de rebeldía y desobediencia.
Jehová nos llama con trompetas para apartarnos del pecado al igual que movía
Moisés con las trompetas al pueblo de Israel.
Los diferentes tipos de
sonido de trompeta que indicaban movimiento en este pasaje están también presente en nuestros
días. Cada domingo en particular tenemos llamadas para descargar alimentos,
animándonos a las veladas de oración, a la oración por los hermanos, a las
reuniones de los ministerios… pero hay una llamada aún más importante que se
que todos sentís y es la necesidad de buscar a Dios a diario. De moveros,
levantaros de la comodidad y el cansancio y buscarle. Movimiento, iniciativa,
acción, Dios no abrió el Mar Rojo hasta que el pueblo metió los pies en el
agua. ¿Estás oyendo esta trompeta en tu vida?, no te pongas los cascos, no mires
para otro lado o busques otros sonidos más agradables a tu parecer. ¡Escucha a
Dios y muévete!
"Estatuto perpetuo a
vuestras generaciones..." (versículo 8). No olvidéis enseñar a vuestros hijos como
suena la trompeta de Dios, que aprendan a escuchar y obedezcan la orden que
trae para cumplirla sin pensar y que vean ese ejemplo en vosotros a diario.
Daros cuenta que nosotros
tenemos nuestra propia trompeta incorporada, nuestra voz que habla de nuestro
testimonio. Hacerla sonar bien fuerte todos los días para que Dios se acuerde
de vosotros y os conozca, y también la podemos usar para dar gracias y que todos le conozcan a Él. También para
orar, para bendecir, para cantar, etc… para toda obra buena.
Dice el último versículo
que debían tocar la trompeta antes de salir a la batalla y serían salvos de sus
enemigos. Clamemos a Dios en oración cada día para que nos salve de las
tentaciones y del pecado. Porque Su palabra lo dice “seréis salvos de vuestros
enemigos”, de los peligros, de las malas compañías, de muchas cosas que
probablemente solo sabe Dios y que evita en nuestro andar diario. Pero
primeramente toca la trompeta, empieza el día con Él, dedícale tu tiempo.
Ya para terminar me gustaría que te preguntaras como esta tu
oído y tu trompeta. Como de claro oyes los avisos que Dios te da, cuan claro
escuchas sus alertas y como actúas en consecuencia en tu vida, si obedeciendo o
poniéndote tapones, y por otro lado piensa cuan afinada y limpia esta la
trompeta con la que clamas a Dios, con la que das testimonio, te preocupas de otros
hermanos y personas, aconsejas, oras, alabas, das gracias… o por el contrario murmuras, te
quejas, mientes o cualquier otra cosa que no le es agradable a Él.
¡Amén!